Relato de las explosiones 1995

Hola a todoss, como les va?? Espero que muy bien.

En esta ocasión les voy a adjuntar un relato que realicé en clases sobre las explosiones ocurridas en la Fábrica Militar de Río Tercero. El relato trata de la experiencia que tuvo mi padre, ya que él se encontraba en la fábrica cuando todo sucedió.




444: Grito de emergencia 

Lo recuerdo como si fuera el primer día… transcurría el mes de noviembre del año 1995, una mañana ideal para nosotros, en la que no hacía frío, no había viento y el clima era perfecto básicamente. 

Me acuerdo que justo era día de cobro, 3 de noviembre, obviamente había mucha más gente de lo normal. Ya que los trabajadores de la tarde venían a la mañana a cobrar porque en ese entonces se cobraban con Juncadela. Por eso, los camiones de la compañía entregaban el dinero por la mañana únicamente. 

Yo trabajaba en el sector de higiene y seguridad. Junto con mis compañeros teníamos a cargo a los bomberos, por lo que si necesitaban de ellos tenían que pasar por nosotros para que los informáramos y enviáramos a los lugares correspondientes. Pasaba la mañana y las 9 tan esperadas al fin llegaban, era la hora del descanso. Cuando estábamos todos tomando mates, se interrumpe la paz con el sonido del teléfono de emergencia, el 444. El que atendió fui yo, me llamaban de planta de carga avisando que se estaba prendiendo fuego el pasto de allí. Era algo muy normal que pasara eso, así que al escuchar ese aviso inmediatamente corté la llamada y me dirigí a la parte de abajo para avisarles a los bomberos sobre la situación. Estos salieron rápidamente con el chicote, herramienta de sofocación para apagar el fuego que los bomberos utilizaban en vez del agua, y fueron hacia planta de carga que se encontraba a unos 700 metros aproximadamente. Luego de hacer eso volví a tomar mate con los muchachos, pero no llegué ni a sentarme que rugió otra vez el teléfono, vuelvo a contestar y noto que era el mismo hombre que me había llamado hacía instantes “URGENTE… URGENTE“ – gritó “Se incendia toda planta de carg..” Mi compañero no llegó a terminar la palabra que se siente la primera explosión, la verdad algo muy difícil de contar. Como ya todos deben saber en una explosión llega primero la onda expansiva y luego el sonido, entonces todos en la fábrica nos quedamos helados mientras se rompían los vidrios y se caían todas las cosas. Ahí apenas ocurrió eso bajé muy preocupado por los muchachos que habían ido a apagar el fuego, en mi mente ya había dado por hecho que los había agarrado la explosión. Entonces con unos compañeros fuimos en una ambulancia a buscarlos, por suerte estos solo habían recorrido unos 300 metros y no les hizo nada la explosión. En el momento que salí de la fábrica y volteé a ver, era todo un verdadero descontrol. La gente corría y gritaba desesperadamente. 

La primera explosión fue de barriles de trinitrotolueno, desechos de pólvora y parecidos, ya que a estos químicos se lo ponían en barriles para luego quemarlos o llevarlos a los depósitos de quintana u otros depósitos. Lo que pasó mayormente fue que ese compuesto químico al volar por toda la fábrica prendió todo fuego. 

Y así como si fuera poco ya, uno de esos compuestos llegó a un depósito de unos proyectiles en donde teníamos unos contenedores de pólvora, ocurre la explosión, eso fue algo impresionante. Una explosión grandísima y que nadie se esperaba, ya nadie sabía qué hacer. Teníamos un vacío en la cabeza, no se sabía para dónde ir. Recuerdo ver a compañeros corriendo con sus familias cruzando el río, caminaban hasta Corralito o Tancacha, lo único que buscaban era salir de todo esto. 

El mayor problema era el depósito de proyectiles y que este explotó entero, todas las bombas volaban por los aires y caían por toda la ciudad, había algunos que caían enteros porque no explotaban, volaban esquirlas que rompían los árboles y por desgracia herían y mataban personas. 

Mi primera reacción adentro de la fábrica fue agarrar los teléfonos para avisar a mi casa de que estaba bien, no quería que se preocuparan porque todo el mundo pensaba que todos los de la fábrica habíamos muerto. Cuando encuentro los teléfonos me percato de que estaban todos rotos y tirados, entonces procedo a armarme un “bunker” por las dudas de que algo ocurriese. Me acerco un mueble y tumbo mi escritorio y por ahí me metí. Estaba muy asustado, era una explosión tras otra. Los oídos me explotaban a pesar de los tapones que tenía puesto. 

En un momento yo ya no podía más, era algo que te desconcertaba y te desesperaba mucho. Algo que tengo para contar es que cuando llegué a ese punto yo tuve una visión horrible de la cual no me voy a olvidar nunca en mi vida, era yo muerto en el cajón con mi vieja llorando al lado. Para mí yo no salía más de ahí, explotaban vidrios y todo era caos. 

Pasado un tiempo decido moverme y salir de la fábrica, logro distinguir una ventana entre todo el polvillo y el desastre. Me mandé por ahí y comencé a correr para el lado de mi sector (para la fábrica de Atanor sería). 

Entonces ahí estaba yo, corriendo desesperadamente mientras me iba escondiendo en los eucaliptos porque fábrica militar tiene un montón de eucaliptos de más de 50 años que tienen 1 metro de diámetro aproximadamente. Atrás de cada eucalipto del que paraba había una persona, entonces yo iba alentándolas a que me siguiesen y así terminamos siendo ya varios corriendo para el sector. 

Seguían las explosiones y volaban las esquirlas, algo que recuerdo era el zumbido que producían estas últimas antes de caer y con la potencia/velocidad con la que lo hacían. 

Llegamos al sector y por handy nos comunicamos con Atanor ya que teníamos contacto con ellos para que nos ayudaran. Por suerte pudieron venir a buscarnos en su ambulancia y nos dejaron en la fábrica y luego de eso ya cada uno se fue arreglando solo. Como no había sido tan afectada esa parte los teléfonos estaban en buenas condiciones y ahí logro llamar a mi casa y les cuento que estaba bien y que se vayan de casa porque estaban esperándome. 

Luego de todo eso un camión me pudo llevar hasta la casa de mis viejos (ellos ya se habían ido para el campo del novio de mi hermana), y al entrar vi toda sangre en el piso y me preocupé mucho pensando que había alguien herido seguramente. Pero al investigar me di cuenta que era un perro que ya había fallecido y se encontraba debajo de la cama de mis padres. En ese momento busqué mi bici y las llaves y me dirigí para el lado del campo donde estaba mi familia y recién cuando llegué yo y estábamos todos juntos pude sentirme un poco aliviado. 

Y esta fue mi experiencia, la verdad es que yo lo cuento como si lo hubiera vivido ayer pareciese, pero es un recuerdo que nunca se va a ir de mi cabeza y un recuerdo del cual tampoco voy a olvidarme detalles de lo ocurrido. Sinceramente, a pesar de que fue algo horrible y un acontecimiento histórico para la ciudad y zona, no me afectó para nada psicológicamente, los oídos gracias a los tapones no se me arruinaron, y gracias a dios no me afectó en nada. Tengo conocidos que esto les ha afectado muchísimo psicológicamente y que tiene problemas hasta el día de hoy. 

Él es Gustavo Galfré y esta fue su experiencia sobre las “explosiones”. 

Durante esta entrevista, pude observar la forma en la que esta persona se ponía nervioso y el cómo iba recordando cada detalle, como si hubiese sido de 2 días lo sucedido. Logré divisar en sus ojos la emoción con la que relataba los hechos y el momento en el que se paralizó al contarme lo que vio cuando se había dado por vencido. Para mí como periodista fue algo muy enriquecedor, y una experiencia maravillosa.



-El Mundo de Galfre

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